No pocos pineros pedíamos a gritos lluvia. Tuvimos un mayo atípico, con elevadas temperaturas (de hecho, los 35,3 grados Celsius marcaron un nuevo récord para el mes) y escasas precipitaciones; el calor y la sensación térmica se tornaron casi insoportables.
Sin embargo, ya corre junio y este sexto mes del año al parecer viene mojado, al menos así lo atestiguan los primeros días en que los aguaceros son muy bien recibidos por lo importante que resultan tanto para la siembra de cultivos importantes en esta campaña de primavera, como el llenado de los más de diez embalses existentes en la localidad y para nosotros mismos, al disfrutar de un mejor clima.

¡Bienvenida la lluvia, entonces!, pero todo cuidado es poco en esta época lluviosa porque se crean las condiciones para el desarrollo de los mosquitos, sobre todo los del género Aedes, debido a las elevadas temperaturas y la humedad.
Es en esta estación del año cuando se inundan las calles, los patios y gran cantidad de depósitos, lo cual propicia los criaderos y un incremento de los niveles de infestación por ese indeseable moquitos llamado Aedesaegypti.
Gran parte de la población –para no ser tan absoluta– conoce las enfermedades que este vector provoca:fiebre amarilla, zika,chikungunyay dengue, esta última con mayor presencia, al punto de complejizar la situación epidemiológica del municipio.
Así lo aseguraba a finales de mayo la doctora Bárbara Daudinot Gómez, directora general de Salud Pública aquí, quien valoró de muy alto riesgo el índice de focalidadal comportarse al 0,29, muy por encima de los niveles permisibles en el país.
No será asombroso señalar que las larvas positivas han sido detectadas en los depósitos ubicados en los hogares, los cuales son empleados para almacenar agua, específicamente en tanques bajos.
Para nadie es un secreto la situación existente en varios consejos populares con el abasto del vital líquido, que obliga a los pobladores a crear sus propias reservas; sin embargo, tenemos que ser más precavidos y adoptar las medidas para la protección de los envases porque ante cualquier descuido, ahí mismo le damos cabida al peligroso insecto.
Pero el panorama se complejiza en estos momentos cuando escasean los recursos y ello limita la fumigación, tal como realizaban en períodos precedentes, incluso, con el apoyo de trabajadores de diferentes entidades.
Lo anterior obliga a la sistematicidad del autofocal en las viviendasy la higiene, que incluye la limpieza de los tanques y demás depósitos, además de la chapea de los patios hasta de los edificios multifamiliares; de manera general hay cierta inactividad y en las barriadas sobran cederistas y federadas con brazos y buena salud.

En las demarcaciones prima mucha indisciplina e irresponsabilidad ciudadana; así como baja percepción de riesgo. Ya son varias las personas con síntomas: fiebre elevada, dolores gástricos, vómitos, decaimiento marcado, cefaleas intensas y hasta signos de deshidratación, pero no solo en las demarcaciones más afectadas (Pueblo Nuevo y 26 de Julio) sino en otras también se aprecian casos de dengue.



¿No será más prudente asegurar bien esos cerrojos que permanecen abiertos a la proliferación de ese “huésped” para nada ilustre?