Voy a escribirle a Celia

Aquella menuda chiquilla de Media Luna, que le gusta hacer el bien y correr entre los charcos de agua dejados por la lluvia, de adolescente aprende a bordar, tejer y dibujar de manera impecable.

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Sin apenas percatarse Celia Sánchez Manduley se convierte en la joven que efectúa un censo de los niños pobres de su pueblo para garantizarles un juguete nuevo.

En el centenario del natalicio del Maestro, en 1953, acompaña a su padre el doctor Manuel Sánchez Silveira, a colocar en la cúspide del Pico Turquino un busto en bronce de José Martí, para que el Apóstol de la Independencia señale el buen camino a las generaciones de cubanos.

Vinculada a la lucha clandestina en 1956 la legendaria Norma se corta el cabello para destinar al Movimiento 26 de Julio los 25 pesos que le ofrecen en la peluquería y también se vale del alegato La historia me absolverá, para dárselo a las personas y persuadirlas de entregar fondos para la causa revolucionaria.

En Manzanillo, junto a Frank País García, organiza una red de colaboradores campesinos en las cercanías de donde debía desembarcar la expedición del yate Granma, dirigida por el joven abogado Fidel Castro Ruz, que resulta esencial en el aseguramiento del Ejército Rebelde en sus inicios y garantiza el envío del primer destacamento armado a la Sierra Maestra.

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Su venerable maestra –nieta de mambises– le cuenta acerca de las gestas heroicas de la manigua y le enseña los secretos de cómo dirigir con tino y economía un hogar, conocimientos que le resultan útiles con el decursar de los años y deviene una de las colaboradoras más cercanas del Máximo Líder en la Sierra Maestra.

Ella se ocupa de los abastecimientos, los gastos, la repartición del ganado entre los campesinos de las zonas liberadas, la instalación de talleres para la confección de los uniformes verde olivos y contribuye con las tareas asignadas al Pelotón Femenino Mariana Grajales. Celia es la primera mujer que ocupa la posición de soldado combatiente en las filas del Ejército Rebelde y pelea con su fusil en el combate El Uvero.

Cierta vez, le escribe a Fidel: “Hay muchos papeles sin importancia hoy pero que para un futuro y para la historia serán de gran valor. Mi interés en esto ha sido que cuando se escriba esta historia sea lo que realmente es y no dejen estos papeles escribir historietas, nada prueba más que los documentos, por lo que todo importa después”.

Desde ese informe, redactado en Vegas de Jibacoa, en la Sierra Maestra, sin saberlo Celia marca el inicio de lo que sería una labor permanente. Así, tras el triunfo, por su iniciativa se funda la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, con la documentación que ella atesora desde la lucha insurrecta.

Aquel buen gusto y cultura del detalle que la orienta en su juventud, la inspira, luego de la victoria, a diseñar los uniformes escolares y desarrollar en Cuba la alta costura; imprime su sello personal al frente de la ejecución del Parque Lenin, emblemática instalación recreativa devenida pulmón verde de la ciudad.

También está al frente de la edificación del Palacio de las Convenciones de La Habana, obra inaugurada para la celebración de la VI Cumbre de los Países No Alineados, entre otras.

Jamás se ha borrado de la mente de Evelio Morales Pasos, uno de los carpinteros más completos de la Isla de la Juventud, la admirable sencillez de Celia a quien conoce en la Empresa de Muebles y Envases cuando él se desempeñaba como jefe de control técnico para fiscalizar la producción.

“Cuando la tuve frente a mí, me simpatizó solo de saludarnos. Entonces era Secretaria de la Presidencia del Consejo de Ministros de Cuba y siempre estaba atenta a los detalles más decisivos de la nación o a las tareas menos públicas.

“No tengo palabras para describirla: era delgadita, alta –casi de mi tamaño–, de hablar bajito, toda delicadeza, le gustaban las ropas blancas de lienzo con bordados o tejidos. Con bastante frecuencia nos visitaba para comprobar si estaba listo el mobiliario destinado a las embajadas, a las casas y apartamentos de los técnicos extranjeros y a la exportación; proponía que los muebles tuvieran un sello de cubanía”.

A la legendaria guerrillera no le gusta lucir medallas, rehúsa los homenajes y aparece poco en público; sin embargo, todos la aclaman por su vocación de servir, por el noble gesto de amparar a los hijos e hijas de los combatientes caídos, a los niños huérfanos y campesinos; por su sensibilidad humana, por su contacto permanente y directo con la población que la idolatra, cree ciegamente en ella y ante cualquier peloteo burocrático dice: “Voy a escribirle a Celia”.

Por ello y sus virtudes, el pueblo tanto la quiere y llora a la Heroína de la Lucha Clandestina y de la Sierra Maestra, a la Diputada, el día de su partida física, a los 59 años, el 11 de enero de 1980 en La Habana debido a un cáncer de pulmón, hace nueve lustros. Su ejemplo fulgura en las mujeres que hoy libran decisivas batallas en todos los frentes, en condiciones muy adversas.

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Historia Isla de la Juventud
Mayra Lamotte Castillo
Mayra Lamotte Castillo

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana; tiene más de 40 años en la profesión.

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